Por más de cinco décadas, los colombianos hemos tenido la oportunidad de saborear un asombroso dulce de corteza de caramelo y relleno de chicle, cuya marca ya hace parte de la identidad colombiana: BON BON BUM. ¿Cuántos de nosotros juntamos las monedas que íbamos encontrando en la casa para ir a la tienda a comprarlo? ¿Cuántos no hicimos competencias por la bomba de chicle más grande, arriesgándonos a que se nos pegara a las pestañas?
Además de la incursión y posicionamiento en mercados internacionales, BON BON BUM también se caracteriza por la protección permanente de sus signos distintivos: es así como ha logrado registrar alrededor de 80 marcas en Colombia ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)
En esta edición del Boletín Ruta PI conversamos con Hernán Darío Mejía, Vicepresidente Jurídico y de Asuntos Corporativos de Colombina, quien nos habló sobre la evolución del producto en el mercado colombiano, así como de la trayectoria de la compañía en materia de propiedad industrial durante estos últimos 50 años.
BON BON BUM nace en 1970 cuando a don Jaime Caicedo, quien hizo grande a COLOMBINA y padre de César A. Caicedo J., actual presidente del Grupo Empresarial COLOMBINA, se le ocurrió la idea de rellenar las chupetas con chicle. Y para ponerla en marcha encontró en Holanda una máquina capaz de crear un bombón de caramelo grande sostenido en un “palito”.
Después de esto, la planta de confitería ubicada en La Paila (Zarzal, Valle del Cauca) parecía un laboratorio aeroespacial pues estaba llena de ingenieros que trataban de encontrar la fórmula perfecta para unir el caramelo con el chicle y que éste tuviera las características deseadas. Luego de decenas de ensayos y de afinar la máquina, desde la oficina de don Jaime se oyó por fin esta exclamación: “¡Este bombón va a ser un BUM!”, expresión de la que nació el nombre del producto y que es además su marca comercial.
A partir de su creación, BON BON BUM fue un producto exitoso por su innovación al ser un caramelo relleno de chicle, además de su inconfundible sabor. Desde ese momento se convirtió en el producto estrella de COLOMBINA y la punta de lanza para conquistar nuevos mercados. BON BON BUM revolucionó el mercado de la confitería en Colombia y triplicó las ventas de la empresa en tan solo un año. Sus primeras exportaciones se hicieron a Estados Unidos, Ecuador y Venezuela.
Para ese entonces, 20 colaboradores eran responsables de la producción de 4 millones de BON BON BUM al mes. Hoy, 50 años después, más de 200 personas producen más de 40 veces esa cantidad.
Uno de nuestros principales aciertos ha sido ceñirnos a una directriz corporativa que busca tener nuestras marcas registradas en todos los países a los cuales llegamos con nuestros productos, de forma que obtengamos el beneficio de contar con marcas registradas: que se nos garantice el uso exclusivo de las mismas en dichos territorios. Esta directriz debe ser acogida por todos los miembros de la organización.
De otra parte, realizamos un ejercicio de debida diligencia a través de una búsqueda de antecedentes marcarios en procura de validar las probabilidades de éxito que tendría el registro de nuestras marcas en territorios donde la compañía tiene interés de comercializar sus productos. Contar con esta información representa un ahorro en costos y tiempo al evitar conflictos en materia de propiedad industrial.
Adicionalmente, la compañía defiende sus marcas: no permite su uso como genérico y reivindica siempre su derecho al uso exclusivo, especialmente de la marca “COLOMBINA” que es la marca de la casa, la sombrilla con la cual respaldamos todos nuestros productos y que es una marca notoria, famosa, renombrada, tal como lo han declarado las autoridades judiciales y administrativas.
Son varios los retos que las compañías tienen que enfrentar al ingresar a nuevos mercados, entre ellos: contar con precios competitivos, adaptarse a las regulaciones locales en materia de publicidad y rotulado y etiquetado de alimentos y, sobre todo, contar con un portafolio de productos que cumpla las expectativas y necesidades de nuestros consumidores internacionales, adaptándonos a las necesidades que cada país comporta en hábitos de consumo.
Si bien el Protocolo de Madrid abre la posibilidad para que las empresas colombianas utilicen esas herramientas de registro de marcas para consolidar sus negocios en otros países, COLOMBINA está a la espera de que más países de la región lo adopten para así aprovechar los beneficios que trae presentar una única solicitud de marca y la posibilidad de protegerla en varios países.
Estamos totalmente convencidos que la propiedad industrial es el intangible más importante que puede tener una organización. Contar con registros de propiedad industrial a su favor le garantiza a una empresa o a un particular gozar de un derecho exclusivo para utilizar todo aquello que hoy es registrable, al tiempo que les permite evitar que terceros hagan uso de estos registros sin autorización expresa del titular, dado el fundamental derecho de exclusividad que concede.
Esto se traduce en contar con un andar seguro en el ejercicio empresarial pues sabemos que la regla general en el mundo es que los registros son los que nos conceden los derechos arriba citados.
La SIC nos ha prestado su apoyo constante y decidido al momento de defender nuestras marcas, incluyendo la marca BON BON BUM, ante eventuales solicitudes que terceros han presentado, las cuales pueden causar confusión en el mercado al contener elementos que puedan ser iguales o similares a la nuestra.
El mejor consejo que les puedo dar es que protejan su propiedad industrial, esto en compañía de labrar una sólida reputación son los mejores activos intangibles que se pueden proteger en su organización. De igual manera, recomiendo utilizar los canales digitales que existen en Colombia para el registro de sus marcas, donde cuentan con el acompañamiento constante de la SIC para adelantar este propósito.